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Mostrando entradas de abril, 2014

La novia del guerrero (4)

Raúl Koster llevaba el pelo rubio cortado al estilo militar. No era dado a la conversación. Con los adultos hablaba solamente si primero se habían dirigido a él, y con sus pares seguía unas pocas reglas sencillas: si los consideraba personas muy capaces, los escuchaba atentamente, si estaban a su misma altura, era llano y franco, y si estaban por debajo de él, no perdía el tiempo en prestarles atención. Apenas conoció a Liliana, en el curso de preparación para el examen de ingreso de la escuela, la colocó en éste último grupo. No fue desagradable ni agresivo, solamente actuaba como si la chica no existiera. Liliana toleraba mal la falta de atención, Estaba acostumbrada a los aplausos que durante años le habían prodigado en los actos escolares y era la alumna más destacada en la academia de declamación. Primero consideró que Raúl era raro; después, que era una molestia; y finalmente, el enemigo. La declaración de guerra total se produjo cuando el primer día de clases de la secundaria s

La novia del Guerrero (3)

Liliana había salido de la escuela a las dos de la tarde, después de tres cursos mediocres, entre los cuales tenía medía hora de descanso que perdió en discutir con la preceptora de primer año. Luego remató la seguidilla de malos ratos  con un ensayo lamentable del coro de egresados. Además, tenía que llegar antes de las dos y media al centro, porque Raquel le había insistido en lo importante que era contar con su presencia para una reunión. Llegó quince minutos tarde, pensando que la idea de juntarse a esa hora en pleno centro, sólo podía haber salido de la cabeza de un imbécil. Cuando reconoció la pelada grasosa de Moncho en una de las mesas, confirmó su sospecha. Estaba por dar media vuelta y salir del bar cuando sintió detrás suyo la voz de Raquel: —¡Llegaste! No te vi entrar. Había salido a la vereda para ver si venías. —¿Por qué no me dijiste que venía el pelotudo de Moncho? —¿Qué te pasa? ¿No somos todos amigos? —¿A vos te pasa que los amigos te manden fotos de pijas por te

La novia del guerrero (2)

Raquel y la Susy le decían "la novia del guerrero". Ella jugaba a hacerse la ofendida. Todas sabían que no le molestaba, porque a todas les gustaba el Renguito.  Por las mañanas,  mientras se demoraban para fumar antes de entrar a la escuela, la Susy la cargoseaba, mientras Raquel encendía una ronda de sus "43 70". A las tres mujeres les gustaba el aura de independencia que creían emanar cuando tenían un cigarrillo en la boca. Raquel era especialmente hábil para sostenerlo en una situación de equilibrio inestable, copiada de la imagen de Faye Dunaway haciendo de Bonnie Parker en "Bonnie & Clyde". Incluso se había comprado una boina para perfeccionar el parecido. La Susy era más recatada. Fumaba buscando siempre un alero o una tapia que la cubriera. La aterrorizaba la posibilidad de que la viera algún conocido de sus padres. A Liliana no le importaba porque le divertía la fantasía de que algún día, al volver a su casa, le increparían su comportamiento

La novia del guerrero (1)

Para Liliana, la forma en la que comenzaba el día afectaba el desarrollo del resto de la jornada. No era fatalista, pero suponía que en el mundo operaba una serie de conexiones sutiles que determinaban el orden de las cosas. Si alguna vez era interrogada por el fundamento de esta creencia, argumentaba con una combinación de karma y materialismo histórico. Esta convicción la llevó a pensar que el día de marzo que tenía por delante sería, sin llegar a la gravedad de los Idus de Julio César, posiblemente nefasto. A pesar del pésimo humor que le provocaba haberse levantado media hora tarde, la ocurrencia de relacionar ese día particular con los Idus de marzo le provocó el gozo de imaginarse intelectualmente superior. Pensó entonces que no todo iba a ser malo, y mientras frotaba el cepillo untado en pasta para encías sensibles, repasó las distintas opciones de responsables del mal comienzo. Concluyó que la culpa era de Sibila. ¿Acaso no había sido ella, su propia hija, la que mediante mane