Cruzan las luces el cielo. Son misiles, no estrellas fugaces ni cometas, no. Morirán personas que mañana serán números en un diario, solo manchas de tinta. Ya nadie se acuerda cómo empezó esto. Si Yahveh, sus profetas, o los romanos… O quizás la diáspora o Masada? No lo se. Pero en algún lugar los cadáveres huelen. Y los hijos y los padres de cualquier bando no hacen más que pedir por sangre y una tierra, por la que salen a matarse día a día. Ya nada augura otra cosa que pólvora y venganza. Habrá un mañana (siempre hay) pero igual que ayer y que anteayer. Una sucesión interminables de cuerpos, de podredumbre y muerte, en nombre de un dios ausente.