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Mostrando entradas de noviembre, 2019

Joshúa

Según Flavio Josefo existió un tal Joshúa que murió en Palestina crucificado, y según sus amigos regresó a los tres días. “Su conducta era buena y era virtuoso…. sus discípulos no lo abandonaron”, y no dice mucho más. El resto es duda. Luego vinieron las interpolaciones y agregados, los edificios y los dogmas. Las persecuciones: a veces perseguidos, otras perseguidores. No imaginó Josefo que el entonces Imperio sería reemplazado por otro, y luego otros, tanto o más sanguinarios, y enormes, y crueles. Mientras tanto, de Joshúa, y su hermano Jacobo, nos quedaron apenas versiones, leyendas, sobre estos judíos y su grupo. Y su lucha contra Herodes, Pilatos y Tiberio es, a veces, un relato, extraño y retorcido que justificó a las Romas que siguieron.

Veranos (III)

El setenta y seis fue un año regular y el setenta y siete fue malo. Mis  padres trataban de no hundirse  en la crisis. Mis abuelos se morían. El país hacía esas  dos cosas. Sin embargo, a pesar de las dictaduras, los infartos y los cánceres; los exilios forzados y los presos políticos, salimos de vacaciones a las sierras. Y recuerdo el calor y los lagartos, las piletas con sapos y los perros, una vaca carneada en la vereda, y un asado; y sopa de gallina, y noches alumbradas por candelas. A los pocos días retornamos a la normalidad de Córdoba  y el miedo. Al poco dinero,  y la incerteza. Y, con todo,  el verano fue bueno, se los juro.

Verbo

En un principio era el verbo dijo el hombre al crear a dios e inventó el tiempo y las conjugaciones. Luego vino Babel y la confusión, y las lenguas y las identidades, y los gramáticos y académicos. Las academias trajeron modelos y regularidades. Amar, temer, partir, recitados frente a las profesoras, anticipándonos a lo irremediable: todos hemos amado, tememos, e inevitablemente vamos a partir

Veranos (II)

Íbamos al río a cazar lagartijas o a buscar cañas para armar  barriletes. O cazabamos ratas. Éramos la banda que esquivaba la siesta. Las sombras eran cortas, el sol caía a plomo sobre las cabezas. El mundo era sencillo como las estaciones. El otoño llegaría pero no me importaba: Un nuevo verano siempre me esperaba. Ya no estoy tan seguro. No hay más  lagartijas, ni ratas, ni cañas. El río es un canal en medio del asfalto. Y aún las estaciones ya no son  tan certeras. Los inviernos son  largos. Los veranos son cortos