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Dobles.


Para SL en su cumpleaños.




Como pasa seguido en la literatura argentina, la culpa la tuvo Borges. Él puso de moda eso de andar usando dobles que hicieran el trabajo  por uno, que llevaran el peso de las relaciones públicas y dijeran ingeniosadas por ahí. Dicen que había conseguido un cabalista que por unos pocos pesos le hizo el golem con su aspecto para que andara caminando titubeante de la mano de Kodama, sosteniendo el papel de escritor de laberintos y tigres, mientras Borges andaba tranquilo por los piringundines de los barrios del sur. El problema fue cuando todos los escritores, los consagrados y los principiantes, se vieron en la necesidad de tener un doppelganger que llevara una vida interesante por ellos.
Por suerte gracias a Madonna que se convirtió a la Kabalah, esta chapucería hebrea de andar creando seres con palabras se puso de moda. Hoy encontrás fácilmente quien te hace un doble como antes aparecían por el barrio nuevos estudios de Pilates, parripollos o, veinte años atrás, canchas de Paddle. Lo difícil, eso sí, es dar con un cabalista que te haga el trabajo bien. Una amiga, profesora de letras ella, pidió que le hagan un doble que fuera a la vez sensible, audaz y altamente provocativo. Por no gastar unos pesos más le hicieron un doble que lejos de esos atributos, publica opúsculos de una cursilería impresentable, llenos de flores de naranjo y neologismos de dudosa estofa. Al principio puso el grito en el cielo. Pero con el tiempo se acostumbró y se fue olvidando de cuál era su proyecto literario original.
Además de que, hoy cualquier hijo del panadero se ofrece a hacerte un golem, seguimos padeciendo en esta bendita Argentina, esa inequidad en la distribución de recursos entre Buenos Aires y el interior. En la capital tenés esos escritores rutilantes cuyos dobles andan por los programas de la tele, presentando películas insoportables en el cable o apareciendo en lujosas recepciones bajándose de motos Harley Davison. Acá en Córdoba a lo sumo se consigue alguna que otra mesa redonda donde el doble puede picar algún canapé y un vaso de gaseosa de segunda línea. Hace unos años, en la presentación de un libro de Graciela Ferrari, me pareció ver que Roberto Videla corría desesperado atrás de las empanadas. Después me enteré que el verdadero Roberto estaba como siempre en su casa de la calle Chacabuco, muy tranquilo escuchando Bossa Nova, mientras dejaba al doble librado a su suerte, que comiera de los eventos públicos en los que se pudiera colar.
Un tipo criterioso a la hora de crear el personaje fue Sergio Gaiteri. Como se hizo  un doble flaco, no es muy difícil de mantener. Además tiene un estilo de comunicación seco que lo libera de trabajar mucho. Habla, firma, se va. Casualmente, miren lo que son las coincidencias, buscando un libro de Gaiteri me fue revelada la punta del ovillo de este asunto.
Para mí esto no pasaba de un recurso literario, hasta que el año pasado entré a una  librería de la calle Deán Funes, frente a la galería Cabildo. Estaba buscando la novela “Nivel Medio” para regalársela a mi hermano. En general desconfío de las librerías donde los vendedores son más jóvenes que yo, pero como en lo de Rubén, en el Emporío, y El Mundo del Libro se habían quedado sin stock, me metí en este local, en el que generalmente no compro.

Escena I. Alejandro, Vendedor

La escena está organizada con un mostrador sobre el costado derecho, y un gran librero en el foro. Allí se encuentra el vendedor. Desde uno de los laterales entra Alejandro. Camina por el proscenio. El vendedor se acerca.
Vendedor:  -¿En que puedo ayudarlo?
Alejandro: -Estoy buscando Nivel Medio, de Sergio Gaiteri.
El vendedor camina hacia el foro. Vuelve hojeando un libro.
Vendedor: -Usted es Gaiteri?
Alejandro: -No, nada que ver. (pasea por el proscenio)
Vendedor: - Es el doble de Gaiteri.
Alejandro: (airado, visiblemente ofendido) -Oiga, está bien que estoy un poco pasado de peso y que Sergio es atlético, pero tampoco es para tanto.
Vendedor: -Disculpe, no quise ofenderlo, no digo que sea dos Gaiteris, puesto uno al lado del otro, dije (misterioso) el Doble. (Cambiando bruscamente de tema) Son sesenta pesos. ¿Se lo envuelvo para regalo?

A pesar de que si uno lee cuidadosamente las didascalias es evidente que el Vendedor trataba de hacerme entender que existe un  “otro”, yo no tenía la información suficiente para darme cuenta de qué me hablaba. Sandra Lindon, que en eso es un poco más viva que yo, me comentó que la librería en realidad era la fachada del verdadero negocio que tienen estos tipos. Fabrican dobles a lo choricero, a bajo precio, sin la autorización municipal correspondiente. Andan semblanteando a los clientes para ver si hay algún potencial incauto, aspirante a escritor, al que le vendan su mercadería. Sandra ya sabía que el negocio editorial estaba viviendo la explosión del doppelganger porque una conocida de ella, egresada también del Jesús María, tenía un marido que se andaba metiendo en el asunto. El flaco es un profesor universitario, tranquilo, que por puro gusto se hizo un personaje un poco border. Como para evitar que un trabajo estorbe el otro, le puso un seudónimo al doble y todos contentos. El doble, cosa rara, le salió medio gordito, pero bastante exitoso.
Si bien la que mejor lo hizo en la literatura cordobesa es Cristina Bajo (ella está en su casa lo más bien cocinando y leyendo, mientras el doble le escribe disciplinadamente los artículos para las revistas y las sagas criollas). Martín Cristal también es un caso interesante: de ser un dolor de cabeza para las profesoras de literatura durante el secundario, consiguió que le fabricaran un alter ego pintón, muy presentable en los eventos públicos, y con una enorme capacidad para citar desde autores que están en la cresta de la ola, hasta cuáles son los nuevos medios con más futuro. La verdad es que le salió un chiche, el único problema es que después de algunas horas de uso, el tono de voz tiende a la monotonía. Además el doble tiene una forma rara de agarrar los cigarrillos, como la de los alemanes malvados de las películas de Hollywood.
Un problema que los escritores cordobeses no tienen en cuenta es que muchas veces se dejan llevar por las modas literarias y dotan a su golem de características que al poco tiempo dejan de llamar la atención o sencillamente aburren. Se ha visto más de uno de éstos sosteniendo todavía un discurso de reviente a lo Bukowsky /Chinasky mientras el dueño del engendro tiene que partirse el lomo en alguna clase de escuela secundaria o en la dirección de letras de la municipalidad.
Yo trato de aprender de la experiencia ajena. Me estoy diseñando uno en estilo “gordito bonachón de barrio” con un poco de “informado y leído, pero accesible, a veces irónico”. A lo mejor doy el batacazo.

Comentarios

  1. Seré el doble de otra Mariana, que disfruta de una tarde de mate en pantuflas mientras yo trabajo?
    Quién sabe... nunca tuve vocación de ser la propietaria de esta identidad.

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  2. Alejito... Que pedazo de hijito de puta que me saliste!!! Todavía lloro, no sé si de la risa o de la bronca de que hayas deschavado mi prolijo trabajo de doble espía... Ah! ojo con los azareros! (¿o los agoreros? Bah, nunca lo sabremos) Salud!

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  3. Por el año 92, por sugerencia de tante Ruth, dueña de la modesta mercería del barrio, accedí con pocas espectativas al doppelganger.
    Mi soberbia, esceptisimo y escasos recursos, sólo permitieron un vulgar doble. Resulta que el muy guacho se convirtió en un profesional exitoso; para alguna/os es un gran tipo.
    La última vez que lo ví fue hace unos 5 años, cuando además del café, me invitó a que lo cubriera en unos eventos. No me animé.

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  4. Dada su experienca, Scootie querido, me ocuparé de averiguar si el doble viene con algún dispositivo de emergencia que lo borre de la faz de la tierra.

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  5. Le escribe el otro, no yo (?).

    Dice el verdadero que él no fuma, pero que sí vio Blue in the face. Y que, ojo: parece que el Doppeldrallny le anda afanando a Jarmusch eso de que los "alemanes malvados" —que el vulgo no dudaría en llamar nazis— sostienen sus cigarrillos de formas extravagantes... Abrazo doble.

    http://www.youtube.com/watch?v=IkROj5KbIW8

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  6. Estimado Martín y el otro también: Después de meterle un par de mamporros al Doppel (que no mamporros al dope) me confesó que efectivamente andaba levantando argumentos de "Smoke" y de "Blue in the face". Desde el piso me dice que no sea tan violento, que siempre es mejor una reminiscencia de Paul Auster que de Bernardo Stamateas, y que jura y rejura que hace unos años, durante la feria del libro y acompañado por Scootie, lo vio al Doppel suyo en un espacio curado por Gabriela Halac (o por su doble, vaya uno a saber) y que ud. o su doble fumaban como Jarmusch. Será verdad o pura literatura? De todas formas me ha dado la felicidad de mandarle abrazos a ud. y a su doble una vez más.

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  7. Otra, ya que estamos acá todos con nuestras respectivas sombras, el número da como para un cuadrangular de paddle por lo menos.

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