La muerte es siempre el misterio que nos espera al final de la vida. Un miedo atávico nos impulsa a creer que construyendo enormes obras, la civilización nos mantendrá alejados de lo inevitable. Sin embargo el hado fatal se agazapa y ríe de nuestras pretensiones, haciendo evidente su presencia de la manera más cruel: los peces de acuario. Existe un momento en la vida de todo padre en que debemos enviar a nuestros hijos a la escuela. Aquí es donde, silenciosamente, la barca de Caronte comienza a navegar hacia nosotros. Átropos, la más cruel de las hermanas fatídicas, el amargo segador, va a presentársenos de una forma vil. Alguna maestra jardinera, preñada de buenas intenciones, decide regalarle a todos los niños de la Salita Naranja un pececito de agua fría, un cauarasius, una carpa koy……. Las explicaciones son muchas y todas derrochan bondad: la conmemoración del Día del Animal, estimular el contacto con la naturaleza, desarrollar en el parvulito la responsabilidad hacia el otro. ...