Las noticias saltan sin continuidad
de un tema a otro: un escritor muerto
(me entero por comentarios de amigos
que se conduelen, no lo conocí), la pandemia
se esparce como una mancha de aceite...
Los días de otoño traen el fresco y la belleza
de las hojas amarillas. También traen la muerte.
Si existe un dios, le gusta la ironía, pienso;
pero no me detengo demasiado en cavilaciones.
Por suerte el hambre nos impulsa a salir de casa.
Los días que vivimos son amargos, a veces,
pero no peores de los tiempos que vivieron
los mayores. Dante o Bocaccio sufrieron también
y a pesar de todo vieron la belleza de las cosas.
Regodearse en sufrir es vanidad. Sin duda.
No tengo una vida reposada, pero tengo vida.
Y puedo sentarme a escribir estas líneas.
Tengo mucho más que otros. Cincuenta y un años
y el amor de los míos, y tiempo para pensar versos
No puedo estar más que agradecido.
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