“Otro poema”, me digo mientras rebusco y releo los libros apilados y sucios de Montale, de Heaney de Keats y Maiacovsky ¿Otro poema? ¿Por qué? ¿Acaso escribir resolverá alguno de los muchos conflictos.? “Un hilo se devana…” , me respondo. Otro poema. Si. No otro cualquiera. Uno que levante los muertos. Que avive la rabia y el amor. Que despierte un golem. Otro poema que martille, que cante, que grite, que murmure o musite. Que te hable al oído, que te mate o te sane. Otro poema, otro poema, otro poema, otro poema.